El académico japonés Shinji Ohyama: La guerra cognitiva infiltra y divide a Japón, la mayoría de la población aún no se da cuenta.

En la sociedad contemporánea, donde la información abunda, la guerra ya no se limita a misiles y ejércitos. Con la proliferación de teléfonos inteligentes y redes sociales, una "guerra cognitiva" silenciosa está en marcha. El académico japonés Shinji Okuyama advirtió recientemente en el programa "Bungei Shunju Plus" que Japón enfrenta diversos tipos de manipulación informativa provenientes de países como China y Rusia, y que la mayoría de la población aún no lo percibe. Entre los eventos sociales mencionados en el programa, se encuentran el pánico y la división entre la gente causados por noticias como "Okinawa quiere independizarse" y "Fukushima libera aguas residuales nucleares", que son ejemplos de cómo la sociedad japonesa está siendo influenciada por medios sociales maliciosos.

El autor del libro "Guerra Cognitiva: Estrategias Maliciosas en Redes Sociales" traducido por Aoshan, es Itay Yona, un experto con experiencia en combate que ha trabajado en la agencia de inteligencia de Israel. La empresa que fundó se especializa en enfrentar la desinformación y las operaciones de información en las redes sociales, y su libro documenta varios casos concretos, lo que hace que uno se dé cuenta del nivel de infiltración y complejidad de la guerra cognitiva contemporánea.

Expertos advierten: los teléfonos móviles se convierten en un campo de batalla, Japón no está preparado.

Oshan señaló que los japoneses utilizan sus teléfonos inteligentes más de cuatro horas al día, recibiendo una gran cantidad de mensajes de redes sociales, pero ignoran que estas herramientas de uso diario se han convertido en medios para la guerra cognitiva. Enfatizó que los teléfonos inteligentes ya se han convertido en la línea de frente de los ataques de información por parte de países como China y Rusia, manipulando la opinión pública a través de plataformas sociales, agudizando las contradicciones internas y debilitando la capacidad de decisión de los países democráticos, lo que es una estrategia clave en la guerra cognitiva moderna.

Okinawa, Fukushima y las elecciones se convierten en el blanco de la invasión en la sociedad japonesa.

En el programa, Aoyama citó varios ejemplos dirigidos a Japón, argumentando que las fuerzas extranjeras tienden a seleccionar áreas más remotas como Hokkaido y Okinawa. Okinawa, desde tiempos antiguos, ha estado llena de diversas disputas históricas, lo que la hace más susceptible a ser utilizada. Entre ellas, la demanda de independencia de Okinawa ha sido aprovechada por fuerzas extranjeras para intensificar la oposición entre la región y el gobierno central; el manejo de la liberación de agua de Fukushima ha sido etiquetado como "descarga de aguas contaminadas de desechos nucleares", lo que ha provocado críticas y boicots infundados tanto a nivel nacional como internacional, llevando a una fuerte caída en las ventas de productos pesqueros japoneses. Además, las operaciones en línea durante el período electoral también se han convertido en un objetivo clave para las fuerzas hostiles. Aoyama señaló que, cada vez que hay un cambio importante en la política, aparecen declaraciones extremas y la incitación emocional en las redes sociales, con el objetivo de dividir la opinión pública y paralizar la implementación de políticas, impidiendo que el país tome decisiones decisivas.

Los influencers no son espías, pero pueden convertirse en "herramientas de activos útiles".

Los influencers o figuras de opinión que a menudo son etiquetados como "espías", según Oshan, presentan un análisis de un nivel diferente. Él indica que estas personas no necesariamente actúan como agentes bajo órdenes, pero sus acciones en realidad benefician a las fuerzas externas. Estas personas son vistas como herramientas valiosas. Él enfatiza que, en la guerra cognitiva moderna, siempre que las declaraciones puedan provocar división y conflicto, incluso si la motivación es ganar dinero o llamar la atención, pueden ser utilizadas como "activos valiosos" por fuerzas hostiles. Esto no solo es motivo de alerta, sino que también demuestra que la infiltración de la guerra de la información no es un acto aislado, sino que está oculta en la vida cotidiana y en el funcionamiento de la opinión pública.

El anciano se convierte en un objetivo de ataque

Oshan señaló que los ancianos son muy susceptibles a la influencia de la información noticiosa. Conoció a un anciano que tuvo problemas con su familia debido a teorías de conspiración en línea, y su relación se deterioró cada vez más. Estos ancianos, que pasan mucho tiempo en las redes sociales recibiendo información falsa, pueden de repente expresar opiniones que provocan conflictos con sus familiares.

El mayor desafío que enfrenta Japón es que la preparación aún es insuficiente.

Oyam también mencionó que la sociedad japonesa ha estado influenciada a largo plazo por el pacifismo y la libertad de información posteriores a la guerra, lo que genera una actitud de reserva hacia la gestión de información liderada por el gobierno, debilitando enormemente la capacidad de combatir la guerra cognitiva. "Japón está muy mal preparado para la guerra de información", afirmó Oyam. Señaló que, en comparación con países como Taiwán y Singapur, Japón carece de una verificación de hechos efectiva por parte de la sociedad civil y de estrategias de respuesta a nivel nacional, lo que permite que la desinformación y los discursos divisivos se propaguen sin restricciones.

¿Cómo enfrentar la guerra cognitiva? Las recomendaciones de Aoshán son las siguientes:

  1. Mejorar la alfabetización mediática: cada persona que utiliza redes sociales debe ser consciente de que puede convertirse en un participante o difusor de la guerra de información. 2. Estar alerta ante la incitación emocional: al detectar emociones extremas o temas controvertidos en las redes sociales, se debe mantener el escepticismo y considerar si existe una intención de manipulación detrás. 3. Establecer mecanismos de defensa institucional: incluyendo organismos de verificación de hechos, colaboración entre el sector público y los medios de comunicación, así como mejorar la capacidad de identificación de las fuentes de información.

No es "guerra", pero es más difícil de prevenir que una guerra.

Como dijo Aoshán en el programa: "No estamos librando una guerra tradicional, pero ya estamos atrapados en otro tipo de guerra." Lo aterrador de la guerra cognitiva es que no derrama sangre, pero puede socavar el consenso social y destruir los fundamentos de la democracia. Y el primer paso para combatir esta guerra es darnos cuenta de que estamos siendo atacados.

Introducción de Shinji Okuyama:

Shinji Okuyama, nacido en 1972 en Yokohama, es un académico de geopolítica y estrategia, con un doctorado en estudios estratégicos. Actualmente es investigador principal en el Instituto Internacional de Estudios Geopolíticos, miembro del comité editorial de la Sociedad de Estudios Estratégicos y director de la Sociedad Clausewitz de Japón. Se graduó de la Universidad de Columbia Británica en Canadá (título de BA). Sus obras incluyen "Geopolítica: el mapa estratégico global de Estados Unidos" y su más reciente traducción "Guerra Cognitiva: Estrategia de Medios Sociales Maliciosos".

Este artículo del estratega japonés Aoyama Shinji: La guerra cognitiva infiltra y divide a Japón, la mayoría de la población aún no se ha dado cuenta. Apareció por primera vez en Chain News ABMedia.

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