¿Por qué importan tanto las startups? Porque son donde realmente nace la innovación genuina, el lugar donde ideas locas se convierten en realidad antes de que nadie más piense en intentarlo.

Pero aquí está el truco: tener una gran idea y lanzar rápido no son suficientes para cambiar el mundo. Una startup brillante puede moverse rápido, iterar y disruptir su nicho, pero crear un impacto real y sistémico? Eso requiere escala.

No puedes cambiar una industria con un equipo de cinco personas. Necesitas recursos, distribución, infraestructura—la maquinaria que viene con convertirse en una empresa real. Mantenerse pequeño te mantiene ágil; también te mantiene confinado a un sandbox.

El manual es simple: innovar como una startup, pero escalar como si de verdad lo quisieras. Construye algo significativo, y luego constrúyelo lo suficientemente grande como para que realmente importe.