¿Oír que alguien intentó algo y fracasó? Eso por sí solo no significa mucho, a menos que sean realmente más listos que tú a la hora de hacer que las cosas funcionen. No te apoyes demasiado en su experiencia. Y, honestamente, ni siquiera deberías confiar completamente en tus propios resultados. La lección aquí es simple: verifica las cosas tú mismo siempre. Los relatos de fracaso de segunda mano te dicen casi nada sin el contexto completo. Tus propios intentos al menos vienen con conocimiento de primera mano, pero incluso esos necesitan ser examinados. La verdadera confianza proviene de pruebas repetidas y documentadas, no de historias de guerra prestadas.
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¿Oír que alguien intentó algo y fracasó? Eso por sí solo no significa mucho, a menos que sean realmente más listos que tú a la hora de hacer que las cosas funcionen. No te apoyes demasiado en su experiencia. Y, honestamente, ni siquiera deberías confiar completamente en tus propios resultados. La lección aquí es simple: verifica las cosas tú mismo siempre. Los relatos de fracaso de segunda mano te dicen casi nada sin el contexto completo. Tus propios intentos al menos vienen con conocimiento de primera mano, pero incluso esos necesitan ser examinados. La verdadera confianza proviene de pruebas repetidas y documentadas, no de historias de guerra prestadas.