Cuando la Tierra se queda pequeña para las ambiciones de la inteligencia artificial... la solución está en el cielo - El próximo gran dilema de la inteligencia artificial, que muchos pasan por alto, no es solo la escasez de chips electrónicos, sino la "energía". La Tierra, con sus recursos actuales de electricidad, empieza a no soportar la creciente voracidad de los centros de datos.
Aquí es donde Elon Musk plantea una nueva ecuación económica y filosófica: Trasladar la "computación" a donde la energía sea gratuita, abundante e ilimitada... al espacio. - La idea va mucho más allá de simplemente lanzar satélites convencionales; estamos hablando de "servidores orbitales" con procesamiento local de inteligencia artificial (Localized AI compute), que giran en órbitas sincronizadas con el sol para garantizar un flujo constante de energía.
Los resultados se transmiten por láser a velocidades enormes a la red de Starlink.
Según los cálculos de Musk, este modelo añade 100 gigavatios de capacidad de procesamiento al año, con un coste de operación y mantenimiento prácticamente nulo, porque sencillamente nos libramos de la factura eléctrica terrestre. - Pero la dimensión más profunda y estratégica reside en el siguiente paso al que aludió: Convertir la Luna en una base de fabricación para la Tierra.
En lugar de agotar nuestros recursos y luchar contra la gravedad terrestre con cohetes costosos, las fábricas de satélites se fabricarían allí y se lanzarían usando catapultas electromagnéticas (Mass Drivers) aprovechando la baja gravedad lunar.
Esta transformación no es solo ciencia ficción, sino un paso real del "economía de la escasez" terrestre a una "economía de la abundancia" cósmica.
Es un intento serio de impulsar a la humanidad hacia lo que se conoce como una civilización de tipo dos (Kardashev II), donde no nos limitamos a consumir los recursos de nuestro planeta, sino que empezamos a recolectar toda la energía de nuestra estrella. - El futuro será para quien posea la energía y la capacidad de procesamiento, y parece que la próxima carrera económica no será por los campos petrolíferos, sino por las órbitas solares.
Comparte tu opinión, ¿Crees que la infraestructura espacial superará las previsiones terrestres?
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Elon Musk lanza la sorpresa
Cuando la Tierra se queda pequeña para las ambiciones de la inteligencia artificial... la solución está en el cielo
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El próximo gran dilema de la inteligencia artificial, que muchos pasan por alto, no es solo la escasez de chips electrónicos, sino la "energía".
La Tierra, con sus recursos actuales de electricidad, empieza a no soportar la creciente voracidad de los centros de datos.
Aquí es donde Elon Musk plantea una nueva ecuación económica y filosófica:
Trasladar la "computación" a donde la energía sea gratuita, abundante e ilimitada... al espacio.
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La idea va mucho más allá de simplemente lanzar satélites convencionales;
estamos hablando de "servidores orbitales" con procesamiento local de inteligencia artificial (Localized AI compute), que giran en órbitas sincronizadas con el sol para garantizar un flujo constante de energía.
Los resultados se transmiten por láser a velocidades enormes a la red de Starlink.
Según los cálculos de Musk, este modelo añade 100 gigavatios de capacidad de procesamiento al año, con un coste de operación y mantenimiento prácticamente nulo, porque sencillamente nos libramos de la factura eléctrica terrestre.
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Pero la dimensión más profunda y estratégica reside en el siguiente paso al que aludió:
Convertir la Luna en una base de fabricación para la Tierra.
En lugar de agotar nuestros recursos y luchar contra la gravedad terrestre con cohetes costosos, las fábricas de satélites se fabricarían allí y se lanzarían usando catapultas electromagnéticas (Mass Drivers) aprovechando la baja gravedad lunar.
Esta transformación no es solo ciencia ficción, sino un paso real del "economía de la escasez" terrestre a una "economía de la abundancia" cósmica.
Es un intento serio de impulsar a la humanidad hacia lo que se conoce como una civilización de tipo dos (Kardashev II),
donde no nos limitamos a consumir los recursos de nuestro planeta, sino que empezamos a recolectar toda la energía de nuestra estrella.
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El futuro será para quien posea la energía y la capacidad de procesamiento, y parece que la próxima carrera económica no será por los campos petrolíferos, sino por las órbitas solares.
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