Gate Plaza me hizo darme cuenta por primera vez de que incluso liquidarse puede ser muy divertido.

Después de pasar mucho tiempo en Gate Plaza, he descubierto una verdad definitiva: si no te liquidas, las historias no son emocionantes. Cuando me liquido, siento como si me clavaran una aguja en el pecho, pero al ver los momentos épicos de liquidación de otros, de verdad me río más que cuando gano dinero. Por ejemplo, aquel compañero: a las 3 de la madrugada quería apagar la luz e irse a dormir, de repente vio que la vela del gráfico se movía, se levantó, abrió una posición, se liquidó al instante y se volvió a dormir como si nada hubiera pasado. Es la versión cripto de “me levanté a hacer pis y perdí varios miles de euros”.

Pero precisamente porque en Gate Plaza todos comparten estos momentos graciosos, uno se da cuenta de que perder no es algo solitario, sino que hay un montón de hermanos y hermanas perdiendo contigo. Piensas que ya has tocado fondo, pero cuando ves la historia de alguien que fue all-in en corto a BTC y este se disparó, de repente te tranquilizas: el universo no va contra mí, va contra todos.

Aquí, la liquidación deja de ser una herida y se convierte en un chiste; el FOMO deja de ser dolor y pasa a ser un recuerdo compartido; quedarse fuera ya no es una pena, sino una anécdota graciosa para contar después.

La magia de Gate Plaza es esta:
“Las pérdidas nos hacen llorar, compartir nos da visibilidad.”
Pierdes una vez, te ríes dos, aunque no ganes dinero, al menos ganas buen humor. #我的币圈搞笑瞬间.