El mercado tiene esa trampa, y al final se reduce a tres movimientos.
El primer truco es alimentarte. Cuando los novatos entran, te hacen probar las mieles del éxito, ganas en varias jugadas seguidas, y comienzas a pensar que lo has entendido, que naciste para esto.
La segunda trampa te atrapa. El precio comienza a retroceder y en la comunidad alguien te consuela de inmediato: "¿Por qué preocuparse? El operador está limpiando el mercado, vender ahora es regalarle dinero a otros." Tú lo creíste y te mantuviste firme. Luego te das cuenta de que solo tú te mantuviste firme, pero el precio no lo hizo.
La tercera táctica es cosecharte. Cuando tu cuenta ya está profundamente atrapada, completamente insensibilizada, la última oleada te hará dudar de la vida. En ese momento te das cuenta: desde el principio hasta el final, tú eres la trampa que debe ser cosechada.
Simple y directo, infalible.
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El mercado tiene esa trampa, y al final se reduce a tres movimientos.
El primer truco es alimentarte. Cuando los novatos entran, te hacen probar las mieles del éxito, ganas en varias jugadas seguidas, y comienzas a pensar que lo has entendido, que naciste para esto.
La segunda trampa te atrapa. El precio comienza a retroceder y en la comunidad alguien te consuela de inmediato: "¿Por qué preocuparse? El operador está limpiando el mercado, vender ahora es regalarle dinero a otros." Tú lo creíste y te mantuviste firme. Luego te das cuenta de que solo tú te mantuviste firme, pero el precio no lo hizo.
La tercera táctica es cosecharte. Cuando tu cuenta ya está profundamente atrapada, completamente insensibilizada, la última oleada te hará dudar de la vida. En ese momento te das cuenta: desde el principio hasta el final, tú eres la trampa que debe ser cosechada.
Simple y directo, infalible.