Esta montaña rusa del mercado, en pocas palabras, está totalmente dirigida por la Reserva Federal.

Hasta anoche, todos estaban sumidos en el pesimismo colectivo, con el miedo al máximo. Pero de repente, Williams, una figura clave de la Fed, salió a hacer declaraciones: el mercado laboral está bajo muchísima presión y hay que prestarle atención.

Los datos lo dejan claro: la tasa de desempleo en septiembre ya se disparó al 4,4%, y en octubre y noviembre no habrá nuevos datos, ¿quién sabe si la cosa se pondrá aún peor? Por eso dejó caer que en diciembre podría haber una bajada de tipos.

Por supuesto, no hay que tomar esas palabras como si fueran la Biblia; que bajen o no los tipos dependerá de los datos posteriores. Pero al menos ahora el mercado ya no está tan asustado, y el ánimo se ha calmado por un momento. Así de persuasiva puede ser la boca del banco central.