Un alto ejecutivo de una de las redes de pago más grandes del mundo recientemente concluyó una visita a una fábrica en China que lo dejó genuinamente impresionado. Dirigiendo la división de pequeñas empresas en una importante compañía de tarjetas, no contuvo su entusiasmo después de ver lo que un fabricante local de vehículos eléctricos tenía para ofrecer.

"La propuesta de valor aquí es increíble," comentó, claramente impresionado por lo que presenció en el área de producción. "He visitado instalaciones automotrices en múltiples continentes, y esto se destaca."

¿Qué llamó su atención? La combinación de calidad de construcción, integración tecnológica y precios que parecían casi demasiado buenos para ser verdad según los estándares occidentales. Ya está haciendo planes para enviar uno de vuelta a través del Atlántico una vez que la logística lo permita—una señal reveladora cuando alguien cuyo trabajo diario implica evaluar modelos de negocio en todo el mundo está listo para invertir dinero personal.

La visita destaca un cambio más amplio: los actores de las finanzas tradicionales están prestando cada vez más atención a la innovación en la fabricación que ocurre fuera de sus círculos habituales, especialmente donde la producción de vanguardia se encuentra con la accesibilidad para el consumidor.