Vi a alguien soltar una analogía increíble en una cumbre reciente: el cripto básicamente está escalando un árbol tecnológico como en los juegos de civilización. Bitcoin clavó primero la capa de confianza, dándonos escasez digital legítima. Luego Ethereum y Solana nos empujaron a la era de la programabilidad y el rendimiento, permitiendo a los desarrolladores realmente construir cosas a gran escala. Pero aquí está la brecha: ¿la rama de la privacidad? Aún apenas desbloqueada. Tenemos libros de contabilidad transparentes en todas partes mientras que las herramientas para transacciones confidenciales y protección de datos se quedan muy atrás. Es como si nos apresuráramos a maximizar la infraestructura pero olvidáramos especificar en modo sigiloso.