Imagina esto: estás dirigiendo una operación de mil millones de dólares, luego boom—los bancos tradicionales te cierran la puerta. Sin advertencia. Sin razón que tenga sentido.

Ahí es cuando todo encaja. La blockchain no es solo una moda tecnológica. Es una salvación para los verdaderos constructores que necesitan acceso a capital sin tener que saltar a través de aros políticos o luchar con un sistema amañado. Las finanzas descentralizadas eliminan la burocracia, devolviendo el control a donde pertenece.