La Web 1 apareció a principios de los años 90. Primera versión de Internet. Cosas bastante básicas. Solo páginas estáticas con texto e imágenes ahí. Sin campanas, sin adornos.
Los usuarios podían mirar pero no tocar. Solo navegación. Sin opciones de compartir. Sin interacciones. Algo así como un museo digital detrás de un cristal.
La navegación era torpe. Enlaces desordenados por todas partes. Definitivamente no era amigable para el usuario según lo que estamos acostumbrados hoy en día. Parece casi prehistórico en comparación con lo que tenemos hoy, pero fue revolucionario en ese entonces.
Web 2: Cuando la Web se Volvió Social
A mediados de los 2000, llegó la Web 2. Las cosas cambiaron. Mucho.
Aparecieron las aplicaciones web. Las redes sociales explotaron. De repente, todos estaban compartiendo videos y fotos. Internet se volvió más fácil. Más intuitivo. Enfocado en las personas.
La Web 2 te permite hacer de Internet tuyo. Personalizas. Comentas. Contribuyes. Facebook ocurrió. Twitter despegó. Wikipedia se convirtió en la base de conocimiento de todos. Google Drive hizo que el almacenamiento fuera colaborativo.
La web se transformó de una plataforma de visualización en un espacio de participación. No es perfecta, pero definitivamente es más atractiva que su predecesora.
Web 3: Descentralizando Todo
Ahora es 2025. Web3 ha crecido. La tercera generación está aquí, construida alrededor de blockchain, contratos inteligentes y estas cosas llamadas dApps. Mencionado por primera vez en 2014, ahora es una realidad. Totalmente funcional.
Web2 y Web3 son bestias fundamentalmente diferentes. Uno controla tus cosas. El otro te permite controlarlas. Las plataformas de Web2 son propietarias de tus datos. Web3 pone la propiedad en tus manos a través de blockchain. Gran cambio.
El mundo Web3 en 2025 se ve impresionante. Juegos donde realmente posees tus artículos digitales. Navegadores que realmente protegen tu privacidad. Plataformas de computación que utilizan el poder de procesamiento colectivo de todos. Mercados de predicción funcionando en blockchain. Protocolos de trading sin intermediarios.
El crecimiento está ocurriendo rápidamente. El tamaño del mercado saltó de $4.43 mil millones el año pasado a $6.15 mil millones ahora. No es un cambio pequeño.
¿Qué está impulsando todo esto? Principalmente, mejores experiencias de usuario. La tecnología ahora puede manejar más transacciones. Y se lleva mejor con los antiguos sistemas Web2 a los que estamos acostumbrados. La brecha entre paradigmas ya no es tan aterradora.
Los activos del mundo real están siendo tokenizados. La IA y la blockchain se están fusionando de maneras extrañas y maravillosas. Web3 ya no es solo para nerds de la tecnología. Se está volviendo algo convencional. El control del usuario importa más. La privacidad es, de hecho, un tema nuevamente. La transparencia no es solo una palabra de moda.
No está del todo claro dónde termina todo, pero la dirección parece prometedora.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La evolución de WEB1, WEB2 y WEB3
Web 1: La Era del Amanecer
La Web 1 apareció a principios de los años 90. Primera versión de Internet. Cosas bastante básicas. Solo páginas estáticas con texto e imágenes ahí. Sin campanas, sin adornos.
Los usuarios podían mirar pero no tocar. Solo navegación. Sin opciones de compartir. Sin interacciones. Algo así como un museo digital detrás de un cristal.
La navegación era torpe. Enlaces desordenados por todas partes. Definitivamente no era amigable para el usuario según lo que estamos acostumbrados hoy en día. Parece casi prehistórico en comparación con lo que tenemos hoy, pero fue revolucionario en ese entonces.
Web 2: Cuando la Web se Volvió Social
A mediados de los 2000, llegó la Web 2. Las cosas cambiaron. Mucho.
Aparecieron las aplicaciones web. Las redes sociales explotaron. De repente, todos estaban compartiendo videos y fotos. Internet se volvió más fácil. Más intuitivo. Enfocado en las personas.
La Web 2 te permite hacer de Internet tuyo. Personalizas. Comentas. Contribuyes. Facebook ocurrió. Twitter despegó. Wikipedia se convirtió en la base de conocimiento de todos. Google Drive hizo que el almacenamiento fuera colaborativo.
La web se transformó de una plataforma de visualización en un espacio de participación. No es perfecta, pero definitivamente es más atractiva que su predecesora.
Web 3: Descentralizando Todo
Ahora es 2025. Web3 ha crecido. La tercera generación está aquí, construida alrededor de blockchain, contratos inteligentes y estas cosas llamadas dApps. Mencionado por primera vez en 2014, ahora es una realidad. Totalmente funcional.
Web2 y Web3 son bestias fundamentalmente diferentes. Uno controla tus cosas. El otro te permite controlarlas. Las plataformas de Web2 son propietarias de tus datos. Web3 pone la propiedad en tus manos a través de blockchain. Gran cambio.
El mundo Web3 en 2025 se ve impresionante. Juegos donde realmente posees tus artículos digitales. Navegadores que realmente protegen tu privacidad. Plataformas de computación que utilizan el poder de procesamiento colectivo de todos. Mercados de predicción funcionando en blockchain. Protocolos de trading sin intermediarios.
El crecimiento está ocurriendo rápidamente. El tamaño del mercado saltó de $4.43 mil millones el año pasado a $6.15 mil millones ahora. No es un cambio pequeño.
¿Qué está impulsando todo esto? Principalmente, mejores experiencias de usuario. La tecnología ahora puede manejar más transacciones. Y se lleva mejor con los antiguos sistemas Web2 a los que estamos acostumbrados. La brecha entre paradigmas ya no es tan aterradora.
Los activos del mundo real están siendo tokenizados. La IA y la blockchain se están fusionando de maneras extrañas y maravillosas. Web3 ya no es solo para nerds de la tecnología. Se está volviendo algo convencional. El control del usuario importa más. La privacidad es, de hecho, un tema nuevamente. La transparencia no es solo una palabra de moda.
No está del todo claro dónde termina todo, pero la dirección parece prometedora.