Hoy estuve mirando en el espejo durante mucho tiempo, y en un momento de confusión me di cuenta de que ya no tengo la apariencia de los 20 años.

Los días de más de 30 años se escapan entre los dedos: resultó que mi juventud, así, se despidió en silencio.

El corazón está lleno de ansiedad y confusión, la pregunta de hacia dónde debe ir el camino en el futuro se ha convertido en una duda persistente.

Mirando la vida hecha un caos, y al ver a mi yo actual sin nada, no puedo distinguir si es la vida la que me ha vuelto un desastre, o si soy yo quien ha hecho un lío de mis días.

Solía pensar que los ideales estaban al alcance de la mano, pero entre la realidad y el anhelo, hay una distancia de cien mil millas. Hago todo lo posible por avanzar, pero en ciertos momentos, me siento profundamente impotente.

Cuando era niño, siempre esperaba crecer, pensando que al hacerlo podría resolver todos los problemas. Hasta que realmente pasé por los años, entendí que crecer nunca es el final de los problemas, sino el punto de partida de todos los problemas.

¿Qué opciones hay en la vida que puedan satisfacer a todos? Cien años de vida son solo para enseñarnos a elegir. Como dice esa frase: "Llevando fuego en las manos para ganarse la vida, deteniéndose, olvidando y dejándose llevar por el viento."