De los mercados públicos a la Venta privada: la evolución y los desafíos del mercado de valores estadounidense
La historia del desarrollo del mercado de valores públicos en Estados Unidos se remonta a principios del siglo XX. En la década de 1920, cualquiera podía financiar proyectos vendiendo acciones al público, una práctica que era muy común en ese momento, pero que a menudo venía acompañada de promesas falsas. Con el aumento del comportamiento especulativo, el mercado de valores finalmente colapsó, lo que provocó la Gran Depresión. Para reconstruir la confianza en el mercado, el Congreso aprobó una serie de leyes, siendo las más importantes la Ley de Valores de 1933 y la Ley de Intercambio de Valores de 1934, que establecieron normas estrictas para el mercado de valores públicos.
Sin embargo, estas regulaciones están dirigidas principalmente a las empresas que cotizan en bolsa, y hay excepciones para las empresas privadas que no recaudan fondos del público. Con el tiempo, estas excepciones se han vuelto cada vez más importantes. Hoy en día, en comparación con la década de 1920, cuando las empresas recaudaban fondos mediante la emisión pública de acciones a pequeños inversores, muchas empresas prefieren buscar el apoyo de grandes instituciones de inversión directamente, ya que este método les permite obtener grandes sumas de dinero sin tener que hacer públicos sus estados financieros o enfrentar el escrutinio de los inversores minoristas.
El auge del mercado de la Venta privada ha hecho que salir a bolsa ya no sea necesario. Muchas empresas tecnológicas de renombre han podido financiar miles de millones de dólares con una valoración de cientos de miles de millones sin tener que hacer una oferta pública. Estas empresas eligen mantenerse privadas, ya que los tediosos procedimientos y los riesgos potenciales que conlleva salir a bolsa superan con creces sus beneficios.
Sin embargo, esta tendencia no es buena para los inversores públicos. Los inversores comunes no pueden invertir directamente en estas populares Venta privada, solo pueden comprar acciones fragmentadas a precios elevados a través de canales grises. En los últimos años, la gente ha tomado más conciencia de este problema: el crecimiento económico moderno es impulsado principalmente por empresas privadas, y las empresas más emocionantes son privadas, pero los inversores comunes no pueden participar en ellas.
Resolver este problema no es tarea fácil. Hacer que la salida a bolsa sea más sencilla o que la privada sea más difícil conlleva sus propios desafíos. Una idea más radical es abolir por completo las reglas de las empresas que cotizan en bolsa, permitiendo que cualquier empresa ofrezca acciones al público libremente, sin la obligación de divulgar información. Pero esta solución claramente conlleva riesgos.
Recientemente, la industria de las criptomonedas ha propuesto una nueva solución a este problema: recaudar fondos a través de la emisión de "tokens" (un certificado de derechos económicos similar a las acciones) sin necesidad de cumplir con las leyes de valores tradicionales. Esta práctica se conoce como "tokenización de acciones" y se coloca sobre la blockchain. Los partidarios creen que este método permite que las acciones de empresas privadas se vendan al público evitando las reglas de divulgación de Estados Unidos, eludiendo así el sistema de leyes de valores establecido en la década de 1930.
Algunas empresas de tecnología financiera han comenzado a probar este modelo. Por ejemplo, una conocida empresa de tecnología financiera anunció recientemente que ofrecería servicios de negociación de acciones tokenizadas en EE. UU. a ciertos usuarios en el extranjero, e incluso regaló algunos tokens de empresas privadas conocidas como promoción. Los ejecutivos de la empresa afirmaron que su objetivo es abordar el histórico problema de la desigualdad en las inversiones, permitiendo que todos puedan invertir en estas empresas privadas de alta calidad.
Sin embargo, debemos reconocer la naturaleza de esta práctica: en realidad equivale a permitir que las empresas vendan acciones al público sin divulgar información. Aún está por verse si esta práctica realmente puede promover la democratización de la inversión o si traerá nuevos riesgos.
Actualmente, este modelo aún no se ha implementado completamente en Estados Unidos. Pero con la promoción activa de los grandes actores del mundo financiero y los cambios en el entorno regulatorio, es posible que surjan nuevos desarrollos en el futuro. De todos modos, esta tendencia refleja el juego de intereses entre el público, las entidades intermedias y la Venta privada, y también destaca los desafíos que enfrenta el actual sistema de regulación de valores.
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Reforma del mercado de valores en EE. UU.: de público a Venta privada, la Cadena de bloques podría convertirse en una nueva vía de financiación.
De los mercados públicos a la Venta privada: la evolución y los desafíos del mercado de valores estadounidense
La historia del desarrollo del mercado de valores públicos en Estados Unidos se remonta a principios del siglo XX. En la década de 1920, cualquiera podía financiar proyectos vendiendo acciones al público, una práctica que era muy común en ese momento, pero que a menudo venía acompañada de promesas falsas. Con el aumento del comportamiento especulativo, el mercado de valores finalmente colapsó, lo que provocó la Gran Depresión. Para reconstruir la confianza en el mercado, el Congreso aprobó una serie de leyes, siendo las más importantes la Ley de Valores de 1933 y la Ley de Intercambio de Valores de 1934, que establecieron normas estrictas para el mercado de valores públicos.
Sin embargo, estas regulaciones están dirigidas principalmente a las empresas que cotizan en bolsa, y hay excepciones para las empresas privadas que no recaudan fondos del público. Con el tiempo, estas excepciones se han vuelto cada vez más importantes. Hoy en día, en comparación con la década de 1920, cuando las empresas recaudaban fondos mediante la emisión pública de acciones a pequeños inversores, muchas empresas prefieren buscar el apoyo de grandes instituciones de inversión directamente, ya que este método les permite obtener grandes sumas de dinero sin tener que hacer públicos sus estados financieros o enfrentar el escrutinio de los inversores minoristas.
El auge del mercado de la Venta privada ha hecho que salir a bolsa ya no sea necesario. Muchas empresas tecnológicas de renombre han podido financiar miles de millones de dólares con una valoración de cientos de miles de millones sin tener que hacer una oferta pública. Estas empresas eligen mantenerse privadas, ya que los tediosos procedimientos y los riesgos potenciales que conlleva salir a bolsa superan con creces sus beneficios.
Sin embargo, esta tendencia no es buena para los inversores públicos. Los inversores comunes no pueden invertir directamente en estas populares Venta privada, solo pueden comprar acciones fragmentadas a precios elevados a través de canales grises. En los últimos años, la gente ha tomado más conciencia de este problema: el crecimiento económico moderno es impulsado principalmente por empresas privadas, y las empresas más emocionantes son privadas, pero los inversores comunes no pueden participar en ellas.
Resolver este problema no es tarea fácil. Hacer que la salida a bolsa sea más sencilla o que la privada sea más difícil conlleva sus propios desafíos. Una idea más radical es abolir por completo las reglas de las empresas que cotizan en bolsa, permitiendo que cualquier empresa ofrezca acciones al público libremente, sin la obligación de divulgar información. Pero esta solución claramente conlleva riesgos.
Recientemente, la industria de las criptomonedas ha propuesto una nueva solución a este problema: recaudar fondos a través de la emisión de "tokens" (un certificado de derechos económicos similar a las acciones) sin necesidad de cumplir con las leyes de valores tradicionales. Esta práctica se conoce como "tokenización de acciones" y se coloca sobre la blockchain. Los partidarios creen que este método permite que las acciones de empresas privadas se vendan al público evitando las reglas de divulgación de Estados Unidos, eludiendo así el sistema de leyes de valores establecido en la década de 1930.
Algunas empresas de tecnología financiera han comenzado a probar este modelo. Por ejemplo, una conocida empresa de tecnología financiera anunció recientemente que ofrecería servicios de negociación de acciones tokenizadas en EE. UU. a ciertos usuarios en el extranjero, e incluso regaló algunos tokens de empresas privadas conocidas como promoción. Los ejecutivos de la empresa afirmaron que su objetivo es abordar el histórico problema de la desigualdad en las inversiones, permitiendo que todos puedan invertir en estas empresas privadas de alta calidad.
Sin embargo, debemos reconocer la naturaleza de esta práctica: en realidad equivale a permitir que las empresas vendan acciones al público sin divulgar información. Aún está por verse si esta práctica realmente puede promover la democratización de la inversión o si traerá nuevos riesgos.
Actualmente, este modelo aún no se ha implementado completamente en Estados Unidos. Pero con la promoción activa de los grandes actores del mundo financiero y los cambios en el entorno regulatorio, es posible que surjan nuevos desarrollos en el futuro. De todos modos, esta tendencia refleja el juego de intereses entre el público, las entidades intermedias y la Venta privada, y también destaca los desafíos que enfrenta el actual sistema de regulación de valores.